lunes, 28 de octubre de 2019

Las Mil Noches y Una

Tras Las Mil y Una Noches

Por Luciana Sabina - Conocida en Twitter como @kalipolis
Como sabemos el sultán persa Schahriar vivía apesadumbrado tras la traición de su primera esposa, por lo cual decidió hacer presa de su venganza a todo el género femenino, desposando cada noche a una joven y haciéndola decapitar al día siguiente.
Pero quizás la mayor enseñanza de esta historia es que la inteligencia pudo someter a la barbarie. Noche tras noche una mujer llamada Sherezade entretuvo al soberano narrándole alguna historia cuyo final no desvelaba hasta el amanecer. Consiguiendo así sobrevivir y convertirse en reina.
“Las mil y una noches” fue una de las obras que más apasionaron a Jorge Luis Borges, tal vez porque era tan curioso como aquél sultán.
Fascinantemente dentro de la anarquía del texto encontraba cierta conexión: “un tapiz, que propone a la mirada. Un caos de colores y de líneas irresponsables, un azar y un vértigo, pero un orden secreto lo gobierna”. 
Precisamente ese caos reinante en el texto encuentra como base su origen, siendo una recopilación de relatos en su mayoría árabes y persas, aunque también abisinios, hindúes, egipcios y de otros rincones de Oriente.
Todos estos cuentos, transmitidos oralmente de una generación a otra, fueron reunidos en el siglo IX, agregándose la historia principal (como marco) 600 años más tarde.
La obra se encuentra escrita en forma de narración enmarcada, que consta en la inclusión de uno o más relatos dentro de alguna historia principal. Dicha técnica literaria puede observarse desde la antigüedad en libros como la Odisea. Otras grandes joyas literarias universales fueron escritas en esta clave: Decamerón, Cuentos de Canterbury, Cumbres Borrascosas y Frankenstein.  
Podemos decir, sin faltar a la verdad, que pocos libros son tan conocidos a nivel mundial como “Las mil y una noches”. Su seducción sobre la humanidad sigue intacta. El boom de la actual novela turca inspirada en el texto sumó nuevos seguidores, desatando una venta voraz del libro en diversos países (incluida Argentina).
Aunque tal interés nos resulte novedoso o de moda, es bueno recordar que crecimos rodeados de sus narraciones fantásticas. En la niñez de casi todos hubo alguna guarida imaginaria que sólo nos daba paso tras pronunciar las mágicas palabras “ábrete Sésamo” y más de una vez, soñamos con un genio capaz de cumplirnos tres deseos.  
A este magnetismo tampoco escapó Edgar Allan Poe, escribiendo hacia 1845 “El cuento mil y dos de Sherezade”. Aquí nuestra heroína decide contar la genuina historia de Simbad el marino, llevándolo por aventuras que lo ponen cara a cara con futuros descubrimientos científicos como las pilas. Ante esto el sultán cree ser burlado y sentencia a su mujer a muerte. 
Más cerca, en espacio y tiempo, el mendocino Juan Draghi Lucero publicó a mediados del siglo pasado “Las Mil y Una Noches Argentinas”. Contando, desde la segunda edición, con veinte magníficas ilustraciones pertenecientes a Víctor Delhez. Considerada como una de grandes obras de nuestra literatura, encierra entre sus páginas leyendas, relatos y cuentos típicos argentinos.
Como verán, hoy nos tomamos una licencia para rescatar narraciones de grandes escritores atraídos por el perfume mítico de “Las mil y una noches”. Sin embargo este universo es mucho más amplio e imposible de abarcar.
Como señaló Borges: “Dicen los árabes que nadie puede leer hasta el fin el Libro de las Noches. Las Noches son el Tiempo, el que no duerme. Sigue leyendo mientras muere el día y Shahrazad te contará tu historia”.
FUENTE: https://www.losandes.com.ar/article/tras-las-mil-y-una-noches (Suplemento Cultura, 31/1/15)

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