Centenera y Tabaré. En lo alto, donde Homero Manzi vivió de pupilo. |
Gregorio Plotnicki es el dueño del Museo Manoblanca, cuyo frente lleva la letra del tango y otras pinturas alusivas. Saluda con una inclinación de cabeza a los visitantes. Adentro, las paredes llevan reproducciones de todos los santos del tango; las vitrinas tienen hasta gomina de 1900 en sus recipientes. Jabones, un caballo de calesita, un mural de Luis Muscia: la musa del tango, con un fuelle alado y una túnica celeste y blanca. Hasta el aire de las habitaciones parece de 1900. Plotnicki acaricia una canilla con forma de cabeza y cuello de cisne. “Se usaba en los bares. En mi casa tengo más lindas, pero mi señora no me deja”, se disculpa. [...]"
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-55544-2005-08-25.html
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