Fecha: 12/05/11
Hora: 13:25 a 15 hs.
Lugar:Micro escolar hacia Palermo //
Salida didáctica
Vamos a pasear al Regimiento de Patricios de Buenos
Aires, sito en Av. Santa Fe y J.B. Justo (Palermo).
Salen 3 micros de la escuela con l@s chic@s de 4º, 5º,
6º y 7º grados.
La Directora les
dice:
--A ver… vamos a
tener algo en claro. Somos muchos y va a haber muchas escuelas allá… Les pido
que nos portemos bien. Como siempre les digo, este puede ser el primero de
muchos paseos o… ¡¡¡Primero y último!!!
Les costaba hacer
silencio, estaban todos entusiasmados y charlando entre sí, más aquellos que no
estaban a la vista de los directivos… porque quedaban detrás de la puerta del
hall de entrada donde estaban las formaciones de alumn@s. Pero a medida que iba
levantando la voz, las docentes también salían de la distracción y pedían
atención a l@s chic@s. Ya cuando hubo “amenaza” todos estaban escuchando…
Salimos afuera de
la escuela, escoltados por auxiliares y el custodio de seguridad. Ellos cargan
a l@s chic@s y éstos no se quedan atrás. Se hacen burlas entre algún@s chic@s y l@s adult@s.
Se separan los grupos en la vereda para ir
hacia los micros donde va a viajar cada grado. Se amontonan al lado de la
puerta del micro. Todos quieren pasar primeros. La eterna pelea es por el
ingreso para dirigirse “al fondo” del micro, esto también pasaba cuando yo era
chica, o todas las veces que hice excursiones con grados distintos y con chic@s
de colonia. Es su sitio preferido, y no siempre asociado con “quilombo” sino
por el placer de ir charlando entre varios… son más que dos, como en cualquier
otro asiento.
Hay 43 asientos en este micro, para 4º y 5º
grado, nos habían dicho que eran 50, ahora sobran chic@s y docentes… Bajamos 3
niños de 4º, los que estaban adelante. Hacen puchero y alguno gimotea, hasta
hace poco eran de primer ciclo… aún conservan los rasgos y modos de los
chiquilines de la escuela. Kevin, que queda al lado de algún docente, me
sugiere que se vaya otro varón, él quiere conservar al compañero… pero él y el
“exiliado” son de los inquietos… No conviene que estén juntos. Se va el secuaz
y Kevin se mantiene tranquilo a lo largo de todo el viaje, quizá tenga que ver
que quedó al lado mío, o quizá creció (el año pasado era movedizo, ahora no
parece) o sin un par al lado se aburre.
Las adultas acompañantes: Iris, docente de 4º,
está por atrás y va contando cabezas, Stella de 5º les pide sentarse para
contarlos bien, y yo ya conté los asientos del micro, que va lleno. Somos 43,
restando las 3 docentes, hay 40 pequeñuel@s.
Ya sentados, muchos se abrocharon el cinturón
pero hay varios a quienes hay que insistirles: se abrochan, pero te das vuelta
y se desabrochan; o simulan abrocharse poniéndolo detrás de su cuerpo o no te
das cuenta que están “desabrochados” hasta que se paran o arrodillan en los
asientos.
De inmediato, sacan los comestibles que
trajeron para comer en el viaje… parte del ritual de toda salida didáctica, son
los objetos de adoración que serán digeridos antes de bajar del transporte, si
lo permite el micrero, o antes de volver a casa en su defecto. Aparecen: chicitos,
chupetines, gaseosas, 3D, conitos, papas fritas con distintos sabores… y todos
sus respectivos olores.
Les digo:
-- ¡¿Saben, cómo chicos grandes de 4º y 5º,
que no deben tirar papeles… ni sacar manos o cabezas por las ventanillas?! Ni
que decirles, ¿no? Porque ya han viajado antes y conocen cómo deben comportarse
en micros.
-- ¡¡¡Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!
-- Estamos en un spa, seño… Comemos todo lo
que queremos—dice Jazmín de 5º, mientras comparten las bolsitas de comestibles
con su compañera de butaca.
--¡Ah! ¿En un spa? ¿Están relajadísimas?
Tenedor libre, más bien… ¡¡jajaja!!—les digo e Iris ríe conmigo.
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