Leímos algunas parodias de cuentos maravillosos y recordamos todos esos relatos clásicos a partir de preguntas de la bibliotecaria, Marina. Después hubo algunas consignas inventadas por ella e ideadas por algún@s chic@s, derivadas de los elementos y personajes de esas historias tan conocidas:
Caperu, Pinocho y Peter Pan jugando en el pelotero...
Los niños van a la escuela...
Dos cerditos y un pato...
Las princesas al boliche...
Se perdió el espejo mágico, ¡¿pues entonces quién lo tiene?!
Padres cambiados...
Pinocho de metal...
Cenicienta de madera...
Daniza, Micaela y Mariano fueron los primeros en interesarse y desarrollar la historia de Pinocho de metal, que al ser el más elegido funcionó como eje para la escritura colectiva.
A medida que necesitábamos agregar detalles a la descripción del muñeco, fueron apareciendo personajes y lugares reales del Barrio Illía, de Bajo Flores donde habitan l@s alumn@s de la escuela.
Además, por lo metálico o robótico, y debido a un cuento que producimos el año anterior, cuando estábamos en 5º grado, decidimos que la ambientación debía ser futurista o referida a la ciencia ficción.
Después, para enmarcar nuestro cuento en su original, leímos los capítulos de “Las Aventuras de Pinocho”, de Collodi, para adaptar esos títulos a las aventuras que les queríamos inventar a nuestro Pinocho. Pero eso aún no lo hicimos…
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