viernes, 23 de mayo de 2014

Leyendo a Gustavo Roldan, hay animales que debemos conocer... (4ºB)

 "DE ESTE LADO DEL RÍO" hemos leído, pero los protagonistas nos son desconocidos.
Primero los imaginamos y dibujamos. Como los bichos del monte en el cuento "¿Quién conoce al elefante?"
Después buscamos en el diccionario. Ahora, los vemos en pantalla.

EL TAPIR Y LA VIZCACHA


Es un mamífero sudamericano. Del tamaño de un jabalí, con la nariz prolongada en forma de trompa.También ANTA, en guaraní.
Cuenta su leyenda que ese cuerpo parecido al de los cerdos, con patas parecidas a los rinocerontes y provisto de una trompa, que recuerda a los elefantes, se debe a que cuando el Creador finalizó la tarea de dar vida a las diferentes especies animales, se encontró con que le habían sobrado algunas partes de varios, con las que dio vida al Tapir.

Es un roedor sudamericano parecido a la liebre, por tamaño y pelaje; pero de cola  tan larga como el gato.
Cuenta su leyenda que eran muy coquetas, y siempre se fiaban de los teros sastres, hasta que no pudieron pagar y empezaron a esconderse de sus acreedores, pues ya andaban rotosas. Por eso decidieron salir únicamente de noche.
Los teros sabían cuando encontrarlas y les gritaban enojados: "¡Teruterú, teré! Mi género, mi género!". Y las vizcachas huían a esconderse.
El padre reprendía a su mujer e hijas: "Vizcachas rotosas, no tienen vergüenza, no tienen vergüenza", y él tampoco salía. Desde entonces las vizcachas quedaron condenadas a salir de noche y lloraron mucho, por eso le quedaron los ojos enrojecidos para siempre.

Leyendo a Gustavo Roldán, hay leyendas que podemos escuchar... (4ºB)

    Leímos "El tatú enamorado", un cuento del primer libro infantil de Gustavo: "El monte era una fiesta"

 LEYENDA del QUIRQUINCHO MUSICAL
 Aquel quirquincho viejo, nacido en un arenal de Oruro, acostumbraba pasarse horas echado junto a una grieta de la peña donde el viento cantaba eternamente.
El animalito tenía una afición musical innegable. ¡Cómo se deleitaba cuando oía cantar a las ranas en las noches de lluvia! Los pequeños ojos se humedecían de emoción y se acercaba, arrastrando su caparazón, hasta el charco, donde las verdes cantantes ofrecían su concierto.

-¡Oh, si yo pudiera cantar así, sería el animal más feliz del altiplano! - exclamaba el quirquincho, mientras las escuchaba extasiado.

Las ranas no se conmovían por la devota admiración que les tenía el quirquincho sino que, más bien, se burlaban de él.

-Aunque nos vengas a escuchar todas las noches hasta el fin de tu vida, jamás aprenderás nuestro canto, porque eres muy tonto.

El pobre quirquincho, que era humilde y resignado, no se ofendía por tales palabras, dichas en lenguaje tan musical, como suele ser el de las ranas. El se deleitaba con la armonía de la voz y no comprendía el insulto que ella encerraba.
Un día creyó enloquecer de alegría, cuando unos canarios pasaron cantando en una jaula que conducía un hombre.
¡Qué deliciosos sonidos! Aquellos pajaritos amarillos y luminosos, como caídos del Sol, lo conmovieron hasta lo más hondo...
Sin que el jaulero se diera cuenta, lo siguió, arrastrándose por la arena, durante leguas y leguas.
Las ranas que habían escuchado, embelesadas, el canto, salieron a orilla de la laguna y vieron pasar a los divinos prisioneros que revoloteaban en las jaulas.

-Estos cantores son de nuestra familia, pues los canarios son sólo sapos con alas -dijeron las muy vanidosas y agregaron- : Pero nosotras cantamos mucho mejor. -Y reanudaron su concierto interrumpido.

-¡Chist... ¡Esperen! -dijo una de ellas-. Miren al tonto del quirquincho. Se va tras las jaulas. Ahora pensará aprender a trinar como un canario... ja... ja... ja...

El quirquincho siguió corriendo y corriendo tras el hombre de las jaulas, hasta que las patitas se le iban acabando, de tanto rasparlas en la arena.

-¡Qué desgracia! ¡No puedo caminar más y los músicos se van!

-Allí se quedó tirado hasta que el último trino mágico se perdió a lo lejos...

Ya era de noche cuando regresaba a su casa. Y al pasar cerca de la choza de Sebastián Mamani, el hechicero, tuvo la idea de visitarlo, para hacerle un extraño pedido.

-Compadre, tú que todo lo puedes, enséñame a cantar como los canarios -le dijo llorando.
Cualquier persona que no fuera el hechicero se hubiera reído a carcajadas del quirquincho, pero Sebastián Mamani puso la cara seria y repuso:

-Yo puedo enseñarte a cantar mejor que los canarios, que las ranas y que los grillos, pero tienes que pagar la enseñanza... con tu vida.

-Acepto todo, pero enséñame a cantar.

-Convenido. Cantarás desde mañana, pero esta noche perderás la vida.

-¡Cómo!... ¿Cantaré después de muerto?

-Así es.

Al día siguiente, el quirquincho amaneció cantando, con voz maravillosa, en las manos del mago. Cuando éste pasaba, poco más tarde, por el charco de las ranas, se quedaron mudas de asombro.

-¡Vengan todas! ¡Qué milagro! ¡El quirquincho aprendió a cantar!...

-¡Canta mejor que nosotras!...

-¡Y mejor que los pájaros!...

-¡Y mejor que los grillos!...

-¡Es el mejor del mundo!...

Y, muertas de envidia, siguieron a saltos tras del quirquincho que, convertido en charango se desgranaba en sonidos musicales.
Lo que ellas ignoraban era que nuestro pobre amigo, como todo gran artista, había dado la vida por el arte.

Notas:
El quirquincho: armadillo que habita en el Altiplano de Bolivia.
El charango: instrumento musical de cuerdas que se fabrica originariamente con el caparazón del quirquincho.

lunes, 19 de mayo de 2014

CUENTOS DE LA SELVA... Y las aves

A partir de la lectura de:
Estuvimos viendo características de las aves...

Después vimos: "Río 2".

Y nos preguntamos y respondimos cuánto sabíamos de:

LOROS Y GUACAMAYOS
TIENEN PLUMAS - VUELAN - DIFERENTES COLORES - TIENEN PICO - NACEN DE HUEVO
"LOS TIENEN EN JAULAS" - "ESTÁN EN PELIGRO DE EXTINCIÓN"

Quedó en el aula un afiche informativo con nuestros saberes previos y posteriores a todo lo visto.

Para finalizar: leímos sobre el LORO en la enciclopedia de la biblio: "El gran Safari Ilustrado".